miércoles, 8 de abril de 2009

ESPECIAL SEMANA SANTA

Er Desván
El Papa León X
"LA TAXA CAMARAE"

León X (* Florencia, 11 de diciembre de 1475 – † Roma, 1 de diciembre de 1521), Papa nº 217 de la Iglesia católica de 1513 a 1521.
De nombre Giovanni de Lorenzo di Médici, era el segundo hijo de Lorenzo el Magnífico y de Clarice Orsini. Recibió las órdenes menores a los ocho años de edad para, en 1488, ser nombrado cardenal con tan sólo 13 años.
A la muerte de Julio II, el cardenal Giovanni di Médici que entonces contaba treinta y ocho años de edad, fue elegido Papa en un cónclave en el que se evitó la compra de votos al poner en práctica las medidas que contra la simonía había dictado el Papa fallecido.

Consideraciones políticas, religiosas y artísticas

Perspectiva política
Su habilidad en política internacional se refleja en su capacidad para evitar la invasión francesa de Italia, aunque en 1515 fue derrotado por Francisco I, Rey de Francia. Un año después las relaciones entre la Santa Sede y Francia quedaron reguladas por un concordato, que supuso el fin del galicanismo (independencia de la Iglesia en Francia respecto del Papa y, en cambio, sujeción a la autoridad del Estado); el Rey recibió el poder de nominar Obispos y otros altos cargos, comprometiéndose el Papa a efectuar sus nombramientos.
En 1519 la muerte de Maximiliano dejaba vacante el trono del imperio. León X permaneció indeciso sobre a quién de los dos candidatos, Francisco I de Francia o Carlos I de España, prestar el apoyo que ambos le solicitaban. Recelaba de los dos y de su poder acumulado si unían a los cetros de sus respectivas naciones el imperial; finalmente se decantó por el francés, pero pronto rectificó, pues cuando tuvo que admitir como irremediable que sería el español el designado tomó partido por el presunto ganador. Más tarde subvencionaría las campañas italianas de Carlos I (ahora también V de Alemania) con grandes sumas de dinero que, junto al despilfarro generalizado que existía en la corte del papa, tan dado a suntuosas y costosísimas diversiones, dejaron exhausto el erario vaticano.
A nivel italiano, León X convirtió la Sede Apostólica en la fuerza política dominante.

Perspectiva religiosa
Desde la perspectiva religiosa, León X contó en su pontificado con la conclusión del V Concilio de Letrán en 1517, Concilio que se pronunció favorablemente al concordato con Francia y promovió el establecimiento de un sistema de censura para los libros.

Perspectiva artística
León X tuvo una formación erudita y artística acorde con la tradición Médici, de manera que se puede hablar de un importante papel de mecenazgo de las artes; gastó fuertes sumas de dinero en proyectos llevados a cabo por maestros como Rafael y Bramante. Sus extravagancias como mecenas, la reconstrucción de la Basílica de San Pedro y la ostentación de su corte fueron, de forma indirecta, responsables del movimiento reformador. La vida opulenta y desenfrenada de la corte papal contrasta con la vida particular de León X, más apegada a las reglas y preceptos de la Religión Católica.

Aspectos controvertidos
Como florentino que era y como Médici (hijo de Lorenzo el Magnífico) fue un hombre educado en los refinamientos de la cultura renacentista. El nuevo papa era un diletante voluptuoso y hedonista, amante de los placeres de la música, de la literatura, de la pintura, y también de otros más sensuales. «Disfrutemos del papado puesto que Dios nos lo ha dado», dice el embajador veneciano Giorgi que dijo el recién electo pontífice. El patrocinio que dispensó a las artes y a las letras y a cuantos descollaban en unas y otras le llevó al extremo de nombrar cardenales a los eruditos y poetas Bernardo Dovizi Bibbiena, Pietro Bembo y Giulio Sadoletto. Precisamente, Pico della Mirandola, contemporáneo suyo atribuye a una carta de este Papa al Cardenal Pietro Bembo la siguiente cita[1] ["Quantum nobis notrisque que ea de Christo fabula profuerit, satis est omnibs seculis notum..."], “¡Desde tiempos inmemoriales es sabido cuán provechosa nos ha resultado esta fábula de Jesucristo!”. De todos modos, en la actualidad no existe documento alguno que pueda testificar esta supuesta frase de León X.
El deseo de beneficiar a sus familiares le inspiró la idea de formar un ducado con los territorios de Parma, Piacenza, Reggio y Módena para que fuese señoreado por su hermano Julián, o la de separar el ducado de Urbino de las posesiones de la iglesia para entregarlo a su sobrino Lorenzo de Médici. Por lo demás, su sentido del goce pacífico de la vida le inclinó a dejar de lado las desavenencias de su antecesor Julio II con Luis XII con quien buscó mantener una cordial relación. En este marco se sitúa la mediación que realizó entre el rey viudo francés y Enrique VIII de Inglaterra para que éste consintiera en la boda de su hermana con aquél. Pero Luis XII murió en 1515 sin pudiera llevarse a término la unión.

El protestantismo

Situación del Papado
La construcción de la Basílica de San Pedro emprendida por León X demandaba cuantiosas inversiones de oro y plata, metales agotados en las arcas de la iglesia de Roma; había que allegarlos por vía de tributos especiales y recaudaciones extraordinarias. Agobiados los Estados Pontificios por las cada vez más abultadas medidas fiscales, acudió el Papa al socorrido recurso de la venta de indulgencias; bajo la promesa evangélica de obtener el ciento por uno en la otra vida, publicó una bula el 31 de marzo de 1515 solicitando los donativos de los fieles cristianos para la obra basilical. La escandalosa transacción de indulgencias por dinero fue el detonante para que Martín Lutero, con su rebeldía frente al papado, iniciaría en 1517 una reforma eclesiástica que habría de escindir la comunidad cristiana. De nada sirvieron las condenas por el papa de las doctrinas luteranas ni la excomunión en 1521 de su autor y de quienes las siguieron: la Reforma protestante no se pudo atajar.

Catalizador de la rebelión de Lutero
Johann Tetzel, monje alemán, pretendió recolectar grandes sumas de dinero vendiendo indulgencias, esto es, el perdón de los pecados, a cambio de un pago previamente establecido; entre otras consideraciones, esto fue motivo para una indignada respuesta de Martín Lutero en 1517, que inició así la Reforma Protestante.

Condena Papal [editar]
León X condenó las tesis luteranas en 1520 mediante la bula Exsurge Domine, que Lutero quemó públicamente y, al no arrepentirse, el papa pronunció su excomunión y la de sus partidarios en 1521.

Consideraciones contemporáneas.
Los protestantes sostienen que Lutero se indignó, entre otras cosas, por la existencia de una bula, conocida hoy como Taxa Camarae, en la que el Papa fijaba los estipendios a entregar a la Corte Papal en función de los diversos pecados posibles, en vistas a su absolución. Según esto, se podría obtener el perdón por los pecados cometidos, o comprarlo anticipadamente para los pecados a cometer, a modo de licencia, mediante un pago en dinero.
Recientemente se ha desatado una fuerte polémica entre quienes defienden la autenticidad del documento y quienes la niegan. El periodista español Pepe Rodríguez, ha defendido su autenticidad, aun reconociendo que no se han obtenido los documentos originales. Mientras, desde organizaciones cercanas a la Iglesia Católica se ha sostenido que el documento es falso, o por lo menos no atribuible a León X.[2]
Su primo Giulio di Giuliano de Médici, sería elegido Papa y adoptando el nombre de Clemente VII en 1523.
Desde fuentes católicas, se ha dicho que las profecías de San Malaquías se refieren a este papa: De craticula Politiana ('De la parrilla de Policiano') cita que haría referencia a que era hijo de Lorenzo de Médici, cuyo patrón, San Lorenzo, tiene como emblema la parrilla donde fue martirizado, y al hecho de que fue obispo de Policiano.
A continuación, podrán leer Ustedes, la famosa "TAXA CAMARAE", extraida del libro de Pepe Rodríguez, "MENTIRAS FUNDAMENTALES DE LA IGLESIA CATÓLICA"
La Taxa Camarae del papa León X, uno de los puntos
culminantes de la corrupción humana
La Taxa Camarae es una tarifa promulgada en el año 1517 por el papa León X (1513-1521) con el fin de vender indulgencias, eso es perdonar las culpas, a todos cuantos pudiesen pagar unas buenas libras al pontífice. Como veremos en la transcripción que seguirá, no había delito, por horrible que fuese, que no pudiese ser perdonado a cambio de dinero. León X declaró abierto el cielo para quienes, clérigos o laicos, hubiesen violado a niños y adultos, asesinado a uno o a varios, estafado a sus acreedores, abortado... pero tuviesen a bien el ser generosos con las arcas papales. Veamos sus treinta y cinco artículos:
1. El eclesiástico que incurriere en pecado carnal, ya sea con monjas, ya con primas, sobrinas o ahiadas suyas, ya, en fin, con otra mujer cualquiera, será absuelto, mediante el pago de 67 libras, 12 sueldos.
2. Si el eclesiástico, además del pecado de fornicación, pidiese ser absuelto del pecado contra natura o de bestialidad, debe pagar 219 libras, 15 sueldos. Mas si sólo hubiese cometido pecado contra natura con niños o con bestias y no con mujer, solamente pagará 131 libras, 15 sueldos.
3. El sacerdote que desflorase a una virgen, pagará 2 libras, 8 sueldos.
4. La religiosa que quisiera alcanzar la dignidad de abadesa después de haberse entregado a uno o
más hombres simultánea o sucesivamente, ya dentro, ya fuera de su convento, pagará 131 libras, 15 sueldos.
5. Los sacerdotes que quisieran vivir en concubinato con sus parientes, pagarán 76 libras, 1 sueldo.
6. Para todo pecado de lujuria cometido por un laico, la absolución costará 27 libras, 1 sueldo; para los incestos se añadirán en conciencia 4 libras.
7. La mujer adúltera que pida absolución para estar libre de todo proceso y tener amplias dispensas para proseguir sus relaciones ilícitas, pagará al Papa 87 libras, 3 sueldos. En caso igual, el marido pagará igual suma; si hubiesen cometido incestos con sus hijos añadirán en conciencia 6 libras.
8. La absolución y la seguridad de no ser perseguidos por los crímenes de rapiña, robo o incendio,
costará a los culpables 131 libras, 7 sueldos.
9. La absolución del simple asesinato cometido en la persona de un laico se fija en 15 libras, 4 sueldos, 3 dineros.
10. Si el asesino hubiese dado muerte a dos o más hombres en un mismo día, pagará como si hubiese asesinado a uno solo.
11. El marido que diese malos tratos a su mujer, pagará en las cajas de la cancillería 3 libras, 4 sueldos; si la matase, pagará 17 libras, 15 sueldos, y si la hubiese muerto para casarse con otra, pagará,además, 32 libras, 9 sueldos. Los que hubieren auxiliado al mando a cometer el crimen serán absueltos mediante el pago de 2 libras por cabeza.
12. El que ahogase a un hijo suyo, pagará 17 libras, 15 sueldos (o sea 2 libras más que por matar a un desconocido), y si lo mataren el padre y la madre con mutuo consentimiento, pagarán 27 libras, 1 sueldo por la absolución.
13. La mujer que destruyese a su propio hijo llevándole en sus entrañas y el padre que hubiese contribuido a la perpetración del crimen, pagarán 17 libras, 15sueldos cada uno. El que facilitare el aborto de una criatura que no fuere su hijo, pagará 1 libra menos.
14. Por el asesinato de un hermano, una hermana, una madre o un padre, se pagarán 17 libras, 5 sueldos.
15. El que matase a un obispo o prelado de jerarquía superior, pagará 131 libras, 14 sueldos, 6 dineros.
16. Si el matador hubiese dado muerte a muchos sacerdotes en varias ocasiones, pagará 137 libras, 6 sueldos, por el primer asesinato, y la mitad por los siguientes.
17. El obispo u abad que cometiese homicidio por emboscada, por accidente o por necesidad, pagará,para alcanzar la absolución, 179 libras, 14 sueldos.
18. El que por anticipado quisiera comprar la absolución de todo homicidio accidental que pudiera cometer en lo venidero, pagará 168 libras, 15 sueldos.
19. El hereje que se convirtiese, pagará por su absolución 269 libras. El hijo de hereje quemado o
ahorcado o ajusticiado en otra forma cualquiera, no podrá rehabilitarse sino mediante el pago de 218 libras,
16 sueldos, 9 dineros.
20. El eclesiástico que no pudiendo pagar sus deudas quisiera librarse de ser procesado por sus acreedores, entregará al Pontífice 17 libras, 8 sueldos, 6 dineros, y le será perdonada la deuda.
21. La licencia para poner puestos de venta de varios géneros bajo el pórtico de las iglesias, será
concedida mediante el pago de 45 libras, 19 sueldos, 3 dineros.
22. El delito de contrabando y defraudación de los derechos del príncipe costará 87 libras, 3 dineros.
23. La ciudad que quisiera alcanzar para sus habitantes o bien para sus sacerdotes, frailes o monjas, licencia para comer carne y lacticinios en las épocas en que está prohibido, pagará 781 libras, 10 sueldos.
24. El monasterio que quisiere variar de regla y vivir con menor abstinencia que la que le estaba
prescrita, pagará 146 libras, 5 sueldos.
25. El fraile que por su mejor conveniencia o gusto quisiere pasar la vida en una ermita con una mujer,
entregará al tesoro pontificio 45 libras, 19 sueldos.
26. El apóstata vagabundo que quisiere vivir sin trabas, pagará igual cantidad por la absolución.
27. Igual cantidad pagarán los religiosos, así seculares como regulares, que quisieran viajar en trajes
de laico.
28. El hijo bastardo de un cura que quiera ser preferido para desempeñar el curato de su padre,
pagará 27 libras, 1 sueldo.
29. El bastardo que quisiere recibir órdenes sagradas y gozar beneficios, pagará 15 libras, 18 sueldos,6 dineros.
30. El hijo de padres desconocidos que quiera entrar en las órdenes, pagará al tesoro pontificio 27
libras, 1 sueldo.
31. Los laicos contrahechos o deformes que quieran recibir órdenes sagradas y poseer beneficios,
pagarán a la cancillería apostólica 58 libras, 2 sueldos.
32. Igual suma pagará el tuerto del ojo derecho; mas el tuerto del ojo izquierdo pagará al Papa 10 libras, 7 sueldos. Los bizcos pagarán 45 libras, 3 sueldos.
33. Los eunucos que quisieran entrar en las órdenes, pagarán la cantidad de 310 libras, 15 sueldos.
34. El que por simonía quisiera adquirir uno o muchos beneficios, se dirigirá a los tesoreros del Papa,
que le venderán ese derecho a un precio moderado.
35. El que por haber quebrantado un juramento quisiere evitar toda persecución y librarse de toda nota de infamia, pagará al Papa 131 libras, 15 sueldos. Además entregará 3 libras para cada uno de los que le habrán garantizado.
Para la historiografía católica, sin embargo, el papa León X, autor de una muestra de corrupción tan
infinita como la que acabamos de leer, pasa por ser el protagonista de «la historia del pontificado más brillante y quizá más peligroso en la historia de la Iglesia».

Fuente. pepe Rodríguez/Wilkimedia

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