viernes, 20 de marzo de 2009

HOMBRES DE POCA FE...

Er Desván
LA FE MUEVE HASTA A LOS CAMAREROS
Por Jenu
Hay una cosa que me jode más que la hipocresía de la Iglesia Católica, y es la de los ciudadanos católicos y no tanto.
A ver, aquí en España nadie va a la iglesia más que para bautizos, comuniones, bodas y entierros. Salga a su portal y pregunte a cualquiera. Le dirá que estar bautizado no es nada malo, que nadie interfiere en el desarrollo del niño o niña, que si luego no quiere asistir a misa no lo hará y nadie le obligará a ir, bien. Yo que tengo a tres de mis hijos sin bautizar, considero que hecho una cosa buena, no imponerle unas creencias en las que seguro no cree ni el Papa. Las comuniones son la confirmación, a ver si estamos convencidos aún de nuestra fe. Estamos a esta edad, convencidos que es un chollo celebrarlo, ya que cogemos una pasta , regalos, y nos ponemos hasta el culo de tarta. Pasamos a ser “ricos” por un día. Vemos a nuestros tios y primos que han venido de Barcelona, le vacilamos a nuestros amigotes con la PSP, la última parida de móvil cuatro g, y todo el mundo queriéndonos besar y pillar una estampita, que es como un billete de curso legal, que es por estar bien con Dios y con la Iglesia, “pos vale”.
Luego están las bodas, que sin el banquete ni el viaje, se quedan en nada, ni en esa noche de ensueño donde se le ve a tu pareja “eso” que hemos palpado en la oscuridad de los cines de antaño de novios, y que imaginábamos así o asá. Eso ya no pasa, antes de estar frente al altar con el cura esperando la respuesta a la pregunta de “quieres por esposo/a a …” hasta llegar aquí, nuestra pareja nos ha dicho que sí en el asiento trasero de nuestro coche, o en una pensión de mala muerte, tropecientas veces.
Y de la muerte, que pensamos?
El único miedo que tenemos los seres humanos al acercarnos a este inevitable tránsito, es el dolor, es lo único que nos asusta, el dolor.
De si nos recibe San Pedro o un sereno, eso es lo de menos.
Afortunadamente no suelo ir a muchos entierros, no quisiera ni ir al mío, pero voy solo al de los conocidos, en su gran mayoría pecadores, y al mío prometo ir por no hacerle un feo a la familia. Por cierto, será esta la que se salte mis deseos para este día y me pondrán con los píes por delante frente a ese altar de pura madera noble tallada con grabados bíblicos, y el cura de turno al saber de mis antecedentes religiosos, me dará una misa descafeinada y rápidita.
Me llama la atención que se le de una solemne misa a uno que durante toda su vida se ha estado cagando en Dios, un día sí y el otro también. Que no ha ido a la iglesia durante toda su estancia en este mundo, y que piensa que todos los curas son unos parásitos, mentirosos, hipócritas, pederastas y que están más con los ricos que con los pobres.
No entiendo nada. Aquí para follar hay que estar cubierto, y no me refiero al condón, hay que formalizar la relación, hay que casarse. La iglesia está por el “a pelo”, desde esta Institución, está en contra de la goma hasta el Papa, y eso que según las estadísticas suministradas por Onusida, 24,5 millones de africanos padecen la enfermedad del Sida, 6.000 de los cuales mueren cada día. En un país como Suráfrica, el 20% de los adultos son portadores del virus; en otro como Botsuana, el 80% de los adolescentes de 15 años están expuestos a contraer el mal y morir por su causa. A lo que debe añadirse el drama de la generación de niños huérfanos debido a la enfermedad o que nacen seropositivos. Según comenta Enrique Meneses en su blog
http://www.enriquemeneses.com/, La arquitectura física de Benedicto XVI es la de un taimado trotaconventos, a primera vista excelente diplomático pero en segundo análisis, el pontífice más inepto desde San Pedro. Lanzar un discurso islamófobo en Baviera, en vísperas de una visita a Turquía, era la prueba de que a veces, la inteligencia y el tacto se van de vacaciones y dejan el cerebro deshabitado. La seudo vuelta al redil del Obispo integrista Richard Williamson y su inmediata reexpulsión al descubrir el engaño y, ahora la declaración, mientras bajaba la escalinata del avión en el aeropuerto de Yaoundé -”los condones no sólo no impiden el SIDA sino que lo favorecen”- son la prueba del bajo indice de inteligencia del inquilino del Vaticano. En esto de los preservativos, Benedicto XVI sigue la doctrina de sus antecesores sobre el uso del condón. Coinciden con el ex-presidente Thabo Mbeki de África del Sur. Parten del principio de que el uso del condón anula el miedo al SIDA e invita a follar a una población y en un clima propicios a una sexualidad tradicionalmente exacerbada. Esta teoría es falsa pero la alternativa que se ofrece a los africanos es… la abstinencia, la fidelidad, el método Ogino o ya, el colmo de la ignorancia, el “coitus interruptus”. Sin haber resuelto los problemas de la sexualidad de curas y monjas en su propia parroquia, se lanzan a recomendar a las ovejas que controlen la suya olvidándose la del pastor.
O en la Iglesia son muy listos, y nos están vendiendo la moto, o los que estamos por detrás, en continuo pecado somos gilipollas, porque de otra manera no se entiende. Creo, como he dicho al principio de mi artículo que todos somos muy culpables de que esto ocurra, ya que consideramos a esta especie de chiringuito como el único que tiene papeles.
Desde cuando yo rezaba en mi tierna y dura niñez aquello de “cuatro esquinitas tiene mi cama…”he venido oyendo eso que los más creyentes dicen que es mentira, y los menos que es leyenda urbana, y los pecadores como yo decímos que es verdad, los curas siempre han follado, eso sí, sin usar el condón, lo han hecho con a pelo, y que hay hijos de curas por doquier, y restos de fetos en los subsuelos de todos los conventos del mundo.
A pesar de lo mucho que ha llovido desde que Jesús, tocayo mío, y un tío al que siempre he considerado un verdadero luchador, esto sigue igual, y si éste levantara la cabeza –por mucho que nos digan que aún vive- o se metería en un comando y arrasaría el Vaticano, o tendría un despachito igual de humilde o más que este Papa que tiene cara de salido.
Lo que está claro es que refiriéndonos al pueblo llano donde me incluyo, la fe mueve dinero, y mucho. De ella que mueve montañas en los desiertos, van incluso a Mahoma... Aquí los que se mueven, por dinero más que por fé logicamente, son los fotográfos, las imprentas, las tiendas de ropa especializadas, los coches de alta gama, las floristerías y hasta los camareros, ya que las preciosas e inamovibles montañas que tenemos por Grazalema, se quedan quietas ante esta farsa que cuasta tanto de mantener y mucho más, de creer, aunque participemos en ella vestidos de Emidio Tuzzi.
Fuente: Jenu/Gráfico Pepe Rodríguez, La vida sexual del clero, Ediciones B., 1995

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