lunes, 23 de febrero de 2009

CRONICA DE UNA DIMISIÓN ANUNCIADA

Er Desván
Tras la polémica cacería con el juez Garzón

El ministro de Justicia, Mariano Fernández Bermejo, ha hecho pública su dimisión durante una comparecencia ante la prensa en la sede de su departamento en la que no ha aceptado preguntas. Francisco Caamaño, hasta ahora secretario de Estado de Relaciones con las Cortes, será su sustituto, informa Europa Press citando fuentes gubernamentales.
La dimisión de Bermejo se produce después del escándalo político que se ha producido por la participación del ministro en
una cacería en Jaén junto al juez Baltasar Garzón cuando éste estaba instruyendo un sumario sobre presunta corrupción que afecta a miembros del PP. Estos hechos fueron destapados por EL MUNDO, diario que también descubrió que el ministro no contaba con la licencia obligatoria para cazar en Andalucía y que utilizaba para uso personal una finca estatal en Quintos de Mora (Toledo).
El hasta ahora titular de Justicia, que ha señalado que ha comunicado esta mañana su renuncia al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, en el palacio de la Moncloa, ha dicho que no puede tolerar la "utilización" que se está haciendo de su encuentro con Garzón "en contra del proyecto del Gobierno del PSOE".
Mariano Fernández Bermejo aseguró que dimite de su cargo porque están utilizando asuntos personales en contra de un proyecto, que calificó de "ilusionante". Por ello, indicó que lo mejor es que "siga otro", mientras que él continuará con su ilusión en una nueva etapa como diputado en el Congreso de los Diputados. "Nadie debe de estar amarrado en un puesto si no es para servir", sentenció.
"Uno no ha venido aquí para estar pegado al banco sino a trabajar por un enorme proyecto en el que creo, creía y sigo creyendo", dijo. Según añadió, en el momento en el que "uno percibe que no solo no está en condiciones de hacerlo sino que está siendo utilizado contra ese proyecto, la labor que le queda por delante es marcharse a otro lado con esa ilusión".
Fernández Bermejo se convierte así en el primer ministro de los gobiernos de José Luis Rodríguez Zapatero que se ha visto obligado a dimitir por una importante controversia política y ante la presión de la oposición, a la que, en cierta medida, se ha sumado la de los propios socialistas.
En los últimos días distintos dirigentes socialistas habían mostrado su incomodidad con las actividades privadas del ministro. Hoy mismo Patxi López aseguraba en una entrevista en EL MUNDO que no le gustaba ni a él ni a ningún socialista la cacería de Bermejo, posición a la que se ha sumado
José Bono en una entrevista en Onda Cero. Previamente, el ex-ministro Jerónimo Saavedra había pedido la renuncia del titular de Justicia.
La dimisión del ministro de Justicia también se produce después de que el pasado día 18 los jueces españoles llevaran a cabo la primera
huelga de su historia.
El PP exige las explicaciones de Zapatero
Tras conocerse la renuncia de Bermejo, el portavoz de Justicia del PP,
Federico Trillo, afirmó en una comparecencia ante los medios que sigue sin aclarase "lo más grave, la connivencia de Bermejo con Garzón y con el jefe de la Policía Judicial". El dirigente 'popular' exigió a José Luis Rodríguez Zapatero que "explique las relaciones del Gobierno con el Poder Judicial".
Mientras, el presidente del PP, Mariano Rajoy, calificó de "muy buena noticia" y de "dimisión obligada" la renuncia del ministro de Justicia, después de recordar que su partido político lo venía pidiendo desde hace "días". "En democracia los gobernantes deben observar unos comportamientos que el ministro dimitido no observa", afirmó en O Cebreiro (Lugo).
Según fuentes cercanas al ex ministro citadas por Efe, Bermejo se entrevistó la semana pasada con el jefe del Ejecutivo y con la vicepresidenta del Gobierno y puso su cargo a disposición de los mismos. Tanto Zapatero como De la Vega le emplazaron entonces a una nueva reunión, que se ha celebrado esta misma mañana en el Palacio de la Moncloa, donde Bermejo ha vuelto a presentar su renuncia, que ha sido aceptada por el presidente del Gobierno.
El Ministerio de la Presidencia ha hecho pública una nota de prensa en la que señala que el jefe del Ejecutivo ha agradecido al hasta ahora ministro "el esfuerzo y la dedicación con los que ha desempeñado su tarea al frente del departamento de Justicia en estos años".
Frascisco Caamaño, quien tomará posesión de la cartera de Justicia mañana en el Palacio de la Zarzuela, es un hombre de confianza de María Teresa Fernández de la Vega. Desde 2004 es secretario de Estado de Relaciones con las Cortes y llevó buena parte del peso de la negociación del Estatuto catalán cuando este fue remitido en 2005 a las Cortes para su tramitación.
Fuente: El Mundo



TODO LO QUE DEBE SABER SOBRE EL 23-F (Aquí)

Er Desván
Una versión del 23-F
Son las diez de la mañana y me encamino hacia el Congreso de los Diputados para presenciar desde la Tribuna de invitados, justo encima del reloj, los debates de la investidura del nuevo presidente del Gobierno. El letrado de las Cortes, Nicolás Pérez-Serrano, amigo y colega, me ha proporcionado la invitación. Durante toda la mañana, se van desgranando las últimas intervenciones de los diferentes partidos, pero ya se percibe que en la votación de la tarde, Calvo-Sotelo logrará la mayoría suficiente para ser investido presidente del Gobierno, tras la enigmática y preocupante dimisión de Adolfo Suárez.
A las dos he quedado a almorzar con mis díscipulos Pilar del Castillo, Luis López Guerra, Santiago Varela, y Eduardo Espin, en el restaurante La Bola, cerca del Senado. Durante el almuerzo hablamos de la situación política, que a nuestro juicio es preocupante porque no acaban de desaparecer los últimos restos del franquismo, aderezados también con la estupidez terrorista de la ETA.
Como los designios del azar son inescrutables, un insoportable dolor de cabeza me deja tan inservible, que renuncio, como era mi intención, a volver al Congreso para presenciar la votación de investidura. Vuelvo a casa y me echo un rato, pero a pesar de todo, por deformación profesional, con la radio encendida para seguir un acto tan importante. La votación empieza por la letra G, según sorteo, y cuando pronuncia el Secretario de la Cámara el nombre del diputado del PSOE, también amigo mío y colega, Manuel Nuñez Encabo, oigo ruidos confusos y una voz pronuncia una inquietante frase: "Todos al suelo".
Pienso que mi dolor de cabeza me hace delirar. Pero no. Algo muy gordo está pasando en el Congreso. Me levanto y enciendo el televisor, quedándome espantado, porque han dejado de transmitir el acto del Congreso. Al menos alguna emisora de radio sigue todavia transmitiendo en directo. Un grupo de guardias civiles, al mando, según parece, del inconfundible Teniente Coronel Tejero, ha invadido la Cámara y hay un desconcierto general.
Ahora ya no hay dudas. Se trata de un golpe de Estado, de un pronunciamiento de los que nuestra historia del siglo XIX ha sido tan pródiga. Por la radio se oye cómo se disparan varios tiros al techo, rozando –imagino - el reloj sobre el que debía de haber estado yo. Se me ha ido totalmente el dolor de cabeza y me agarro al teléfono para llamar a varios amigos. Todos están muy preocupados y empezamos a pensar en buscar refugio en casa de familiares o amistades no politizadas, pues si el golpe triunfa habrá una enorme represalia contra los demócratas de toda clase.
Tejero entró hacia las 6 de la tarde, y a las doce de la noche, la confusión es total. Milán del Bosch ha sacado los tanques a la calle en Valencia. Se habla de la Compañía acorazada que se dirige a Madrid. Pero todavia alguna radio sigue sin estar controlada y nos va informando. Es casi la una, cuando en televisión anuncian un mensaje del Rey a la Nación. Creo que su intervención nos tranquiliza a todos, pero no de forma total, porque no están atados todos los cabos. En todo caso, creo que ya no es necesario hacer la maleta.
Todo esto que acabo de narrar, lo he revivido mientras contemplaba anoche la película sobre el 23-F que ha proyectado RTVE en dos capítulos, y que se aproxima bastante a la verdad de lo que ocurrió. Por cierto, me pareció ver un ejemplar de EL MUNDO entre los periódicos que manejaba el Rey, cuando entonces todavía no existía, y la votación se interrumpio en la letra n y no en la que se dice en el film. En fin, si aquellos descerebrados hubieran logrado triunfar, España habría entrado en un torbellino de iniquidades, porque no se puede estar gobernado por una pandilla de energúmenos. Como le decía Talleyrand a Napoleón "las bayonetas pueden servir para muchas cosas, pero no para sentarse en ellas".
Fuente: El Mundo/JORGE DE ESTEBAN

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