miércoles, 25 de febrero de 2009

ESPECIAL

Er Desván
La Gran Crisis de 1929 en comparación a la actual de 2009: ochenta años después
Ignacio Pereda: "En España estamos lejos de tener que guardar nuestro dinero debajo del colchón"

Posiblemente terminemos recordando el 2008 como el año en que los Mercados de Capitales recortaron su valor a la mitad. Fue mucho más que eso. Fue un año en el que los precios de las acciones- cotizadas en Bolsa o no-, los precios inmobiliarios – solares, pisos y locales- y los precios de las materias primas- petróleo, cobre, acero- sufrieron recortes porcentuales de doble dígito. Se han destruido más de treinta billones (españoles y con b de burro) de euros. Culpar a la desgraciada y famosa palabra “subprime” de todo ello, me parece insuficiente. Sería como despreciar toda una era de excesivo apalancamiento financiero (préstamos), retorcido además, por estructuras de derivados de todas las formas y colores, que la verdad, prefiero explicar otro día.
El principal problema reside en la percepción de que los precios de los activos nunca caen. Los precios de los pisos nunca caen – se oye- , luego nunca caerán los precios de los bonos hipotecarios, titulizados a la sazón. El final de ese capítulo ya lo conocéis, es la crisis actual.La gente se pregunta si esta crisis puede compararse a la Gran Crisis de 1929, ya que con los datos en la mano, se hace difícil encontrar un precedente tan malo.Los niveles de desempleo eran muy superiores en 1929, a Dios gracias, pero hay varias semejanzas.En primer lugar, el movimiento de la Bolsa. El valor real (corregido por la inflación) del índice americano por excelencia, el S&P 500, casi se triplicó desde 1995, hasta el año 2000. Desde ahí, hasta el reciente Noviembre 2008, ha perdido un 60% de su valor. Hay que remontarse a 1924 para observar un comportamiento similar. Los precios bursátiles, más que se triplicaron de 1924 hasta 1929, para luego descender un 80% de 1929 a 1932.Estos vaivenes son los que tenemos que aprovechar al invertir, pero para eso hay que estudiar bastante, y tener también algo de suerte.
En segundo lugar, debemos constatar que los precios de la vivienda en EEUU no habían palidecido tanto desde la Gran Depresión. Tercero, hemos visto tipos de interés a corto negativos, situación que no se experimentaba desde entonces, si excluimos algún momento en 1941.
Hay más, no disponemos de datos tan antiguos, pero es muy probable que la confianza del consumidor americano, haya descendido a cotas, sólo registradas en aquella época. La volatilidad de las cotizaciones en los Mercados de Capitales, es similar a la de 1929. Además, los niveles de consumo en medición mensual, de Octubre 2008, se han marchitado tan aceleradamente como en el peor precedente de Abril de 1938, lo que está causando la atonía de muchos.
Me gustaría ser optimista para el futuro. Espero que los consejos que nos dieron los dos Grandes Liberales, John Maynard Keynes y más recientemente, John Kenneth Galbraith, en cuanto a la intervención del Estado en la economía, nos sirvan para algo más que para decorar nuestras librerías.
Si son iguales ambas crisis o no, no es lo destacable- en mi opinión-, sino el hecho de ser capaces de extraer una enseñanza de todo ello. La próxima vez que advirtamos sobreprecios exagerados, tanto de la vivienda como de los activos en Bolsa, debemos sospechar y recordar, que en inversión, los precios los pone el estado de ánimo, y que como tal, puede caer en cualquier momento. Esa sospecha razonada, es un arte, más que una ciencia. En cualquier caso y aunque lo repitamos una y otra vez, seguro que volveremos a caer en el mismo error, o ¿no?
Fuente: PD/ Ignacio Pereda Luzán, abogado y economista (especial para Periodista Digital)

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