domingo, 21 de diciembre de 2008

LOS ROBOS SE HAN DUPLICADO

Er Desván
Aumentan un 500% las personas que van a 'comer' a los híper





  • La crisis hace que sean muchos los que intenten comer gratis sin ser vistos
  • Los supermercados contratan a detectives para replantear la seguridad

JUAN RIERA ROCA

PALMA.- Mariola, reponedora de una gran superficie de Mallorca, siente un especial deja vu cuando recoge los restos de comida y envases rotos de los pasillos de su establecimiento. Los rastros cada vez más frecuentes de personas que acuden a los hipermercados a comerse lo que puedan antes de que les detecten, le recuerdan las historias de 'El Corralito'.
Los padres de Mariola se largaron de la Argentina en 2002, con lo puesto y lo justo para los billetes de avión. Ella tenía 12 años y se pasaba todo el tiempo en la escuela y su casa, pero recuerda perfectamente lo que le contaban: el pánico de la gente cuando se quedó sin dinero, hasta dónde se llegaba para traer alimentos a casa, cada día.
Hace poco, antes de que la crisis estallara en EEUU y luego, de rebote, en la vieja Europa, Mariola encontró trabajo en un hipermercado de Mallorca. Vio el cielo abierto. 18 años recién cumplidos y ta tenía un futuro. Ahora, cuando ve lo que hace cada vez más gente para comer, se estremece. ¿Se estará acercando a España una crisis parecida a la de El Corralito?
Lejos de los análisis de laboratorio de los economistas, que dicen que el primer trimestre de 2009 será aún peor que lo que llevamos de crisis, pero que luego, tal vez, a mediados o al final del año la cosa comenzará a arreglarse, los síntomas que se recogen en grandes y medianos establecimientos de alimentos auguran que algo va muy mal.
Cuando los hipermercados se abrieron, hace ya 30 años, hubo quien se aprovechaba de lo difícil que es vigilar una gran superficie para probar algunos de los alimentos que se vendían. Las primeras víctimas fueron las barras de pan francés, hasta aquel momento desconocidas en España, recuerda una colega veterana de Mariola.
Luego llegaron los listos que se dedicaban a abrir las cajas de galletas y chocolates, pero sólo por el morbo de comerse una golosina gratis. Hoy las cosas están mucho peor. Siempre ha habido personas indigentes que iban a los hipermercados a comer, acuciados por el hambre. Pero eran pocos y normalmente mendigos o marginados.
En los últimos tiempos, en los tiempos de la crisis económica, esa crisis que aún puede ser peor, las grandes superficies comerciales de Baleares han detectado que el número de personas que acuden a comer sin pagar, se ha multiplicado por cinco. Y ya no son solamente mendigos y marginados.
Cuando se habla de la destrucción de empleo que genera la crisis se piensa en la gente que pasa a cobrar el paro. Pero ¿y las personas que se quedaron sin trabajo antes de la crisis, algo que también sucedía, y se encuentran que ahora se les ha acabado el paro y no hay trabajo? Estos parados son muchos de los nuevos 'clientes' de los hipermercados.
Una cadena de distribución de alimentos de Baleares, tras constatar que quienes acuden a sus establecimientos a consumir comida in situ se ha multiplicado por cinco, ha contratado a una firma de detectives para que analice el problema y rediseñe los sistemas de seguridad.
En ciertos supermercados, que por alguna razón sufren más hurtos, han improvisado ya determinadas novedades para parar a quienes se detecta sustrayendo comida al pasar por la caja o al intentar esquivarla: cuando la cajera da la voz de alarma algunos empleados, aleccionados para ello, saltan sobre quien intenta llevarse la compra gratis.
Esto genera momentos de tensión y de violencia. Se han dado casos en los que quién quería llevarse la comida se ha defendido, presa de los nervios y de la indignación derivada de la humillación que le produce sentirse en esa tesitura. Y esa defensa ha convertido el hurto (falta menor, en determinadas cuantías) en robo con violencia e intimidación, delito grave por el que pueden caer más de cuatro años.
Pero impermeabilizar las entradas y salidas de los supermercados es una cosa y evitar que la gente coma en el interior de los hipermercados es otra. Las empresas se están planteando la ubicación de personas ‘disfrazadas’ de compradores, para avisar cuando vean a quien, confiado de haber eludido la vigilancia, comience a abrir paquetes de comida.
Mañana lunes el delegado del Gobierno, Ramon Socías, se reúne con los representantes de los comerciantes agrupados en las asociaciones Pimeco (pequeños y medianos), Afedeco (vinculado a la gran patronal) y Anged (específica de grandes superficies) para tratar de la mejora de las medidas de seguridad de cara a las Navidades.
De estas medidas cabe esperar un freno a las pérdidas del sector por hurtos de comida, que se han quintuplicado en pocos meses. La crisis azota fuerte y comer cada día es el primer lujo al que nadie puede renunciar. Al precio que sea. Y más cuando los aparadores de los supermercados siguen llenos de comida, para algunos inalcanzable.
Mariola, por el momento, conserva el trabajo. En casa sus padres se preguntan si no se fueron de guatemala para caer en guatepeor. Pero como la crisis es mundial, la suerte está echada para todos. A ver qué pasa en 2009.


Fuente: El Mundo.es









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